miércoles, 16 de enero de 2008

Lautaro (1534 –1557)

Luan-taro, en mapuche, nace en las selvas de Carampangue y el Tirúa el año 1534. Se forma al alero del gobernador Pedro de Valdivia quien lo toma a su servicio en 1550, a la edad de 16 años, como mozo de caballerizas, y lo apoda Felipe. Es descrito por Alonso de Ercilla y Zúñiga como: 'Industrioso, sabio, presto,/ de gran consejo, término y cordura,/ manso de condición y hermoso jesto,/ ni grande ni pequeño de estatura.' Acompaña a Valdivia en sus campañas en el sur. A su lado aprovecha la oportunidad para estudiar las debilidades de los españoles. Más tarde convencerá a los mapuches que los conquistadores no son invencibles, que se rinden ante la fatiga y el cansancio, y que su número es tan reducido que carecen de hombres de reserva para reorganizarse en caso de desastre. Es destacado por sus habilidades como estratega.
No se sabe a ciencia cierta en qué momento se une a los indios para combatir en las guerras de la conquista, pero se cree que huyó alrededor de 1553. Como líder de las fuerzas mapuches -armado de una lanza y organizando sus huestes de acuerdo a su particular estrategia militar-, participa en la batalla de Tucapel donde el gobernador Pedro de Valdivia pierde la vida. En esa ocasión su táctica consistió en retener a Gómez de Almagro en el fuerte de Purén, mediante un ardid; impedir a Valdivia la entrada al fuerte de Tucapel levantándole obstáculos; y derrotar a los españoles por cansancio, oponiéndoles escuadrones sucesivos y derribando los caballos a golpes de maza y macana, prescindiendo de lanzas y arcos.
Lautaro vence a Francisco de Villagra en la batalla de Marigüeñu. Ataca Penco el 22 de diciembre. Captura por segunda vez la ciudad de Concepción en 1556. Un año después inicia su marcha hacia el norte, con el propósito de atacar Santiago. Cruza el Maule y llega a Chilipirco donde se encuentra el campamento español. El 1º de abril, mientras los mapuches duermen, las tropas conquistadoras los atacan por sorpresa. Lautaro es muerto de un lanzazo, por las fuerzas de Pedro de Villagra, en la batalla de Peteroa. Sus huestes combaten por más de 5 horas hasta que los españoles logran el triunfo.

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